Esperanza (I) nace, de esa oscuridad en la que solemos envolvernos, la tristeza que solemos permitir que brote en forma de lagrimas empañando nuestras visión.
El tiempo sumergido en lo que creemos increíble, en lo que nos negamos, es el rasgar de la oscuridad que solo nosotros podemos determinar cuando, donde y como, rasgar ese velo que no nos permite mirar el horizonte que se abre en mil colores, olores, sabores, sensaciones.
El tiempo sumergido en lo que creemos increíble, en lo que nos negamos, es el rasgar de la oscuridad que solo nosotros podemos determinar cuando, donde y como, rasgar ese velo que no nos permite mirar el horizonte que se abre en mil colores, olores, sabores, sensaciones.
Es permitirnos ver como germina una nueva esperanza (II) cargada de una luz que nos alumbra el camino que siempre estuvo, existió, pero que no nos detuvimos a observar
Marìa Lasalete Marques ®
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